El 21 de enero de 2000 la banda terrorista ETA asesina en Madrid el teniente coronel del Ejército PEDRO ANTONIO BLANCO GARCÍA. El año 2000 fue especialmente duro. Con 23 personas asesinadas, rompió la tendencia a la baja que se inició en 1993. Además, y como respuesta a la firma del Acuerdo por las Libertades y Contra el Terrorismo entre PP y PSOE, los concejales socialistas pasaron también a ser objetivo prioritario de ETA, como ya ocurría con los dirigentes y personajes relevantes del PSOE y con todos los cargos del PP, del nivel que fuesen.
Pedro Antonio Blanco García fue la primera víctima mortal de ETA tras la ruptura de la tregua decretada por la organización terrorista en septiembre de 1998, contrapartida al acuerdo suscrito con el PNV y EA. Durante esa tregua, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, accedió a la celebración de un encuentro con ETA en Suiza, que no dio ningún resultado positivo. La tregua se vino abajo en julio de 1999, aunque ETA no hizo pública su decisión hasta finales de noviembre. Mes y medio después, y tras 14 meses sin cometer atentados con víctimas mortales, materializaba su anuncio activando con un mando a distancia un coche bomba cuando el militar se dirigía, caminando, al lugar donde diariamente acudía a recogerle su vehículo oficial camuflado con su inmediato superior a bordo, un general de brigada que, según fuentes del Ministerio de Interior, era el objetivo del atentado. Eran las 8:08 de la mañana del 21 de enero.
Cincuenta minutos más tarde tenía lugar una segunda explosión del vehículo en el que huyeron los terroristas, a pocos metros de distancia de la primera y de una guardería repleta de niños menores de cinco años. Esta vez no hubo que lamentar víctimas.
El 20 de junio de 2007 fue detenido en Quebec (Canadá) Iván Apaolaza Sancho por su presunta implicación en el asesinato del teniente coronel Blanco. En octubre de 2008 fue entregado a la Policía española por estar reclamado por la Audiencia Nacional desde 2002.
Pedro Antonio Blanco García tenía 47 años y era natural de Madrid. Dejaba viuda a Conchita Martín y huérfanos a dos hijos: una joven de 16 años y un niño de 11. Conchita Martín se ha distinguido por su firmeza en la defensa de la justicia que demandan las víctimas del terrorismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.