Alrededor de las 4:30 horas de la madrugada del viernes 26 de julio de 1996, la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en Villafranca de Ordicia al empresario ISIDRO USABIAGA ESNAOLA, tras ser chantajeado, amenazado y acosado durante tres años por ETA y los proetarras. El empresario fue tiroteado cuando regresaba a su casa después de haber estado cenando en la sociedad gastronómica a la que asistía con asiduidad para celebrar las fiestas patronales de la localidad. Su asesinato se produjo tres meses después de la liberación del empresario José María Aldaya en abril de 1996, tras permanecer secuestrado por la banda desde mayo del año anterior.
Esa noche, Isidro Usabiaga se despidió de sus amigos pasadas las cuatro de la madrugada. La Policía sospecha que los autores del atentado siguieron al industrial durante buena parte de la noche, buscando el momento propicio para asesinarlo. Alrededor de las cuatro y media de la madrugada, cuando estaba en la calle Filipineta, se produjo el asesinato, a escasos metros de un local juvenil frecuentado por simpatizantes de Herri Batasuna y a unos cincuenta metros de su domicilio. El empresario recibió cinco impactos de bala -uno de ellos en la parte posterior de la cabeza, tres en el pecho y un quinto en la pierna-, que le provocaron la muerte prácticamente de forma instantánea. La Ertzaintza recogió cinco casquillos del calibre 9 milímetros parabellum, marca SF, en el lugar donde cayó abatido el industrial.
No hubo testigos presenciales y el empresario estuvo tirado en la calle hasta que un vecino descubrió su cuerpo tendido en el suelo en mitad de un gran charco de sangre, pero aún con vida, cuando faltaban pocos minutos para las cinco de la madrugada. Una ambulancia lo trasladó al ambulatorio de la localidad de Beasain, pero murió durante el trayecto.
Instantes después del asesinato, se produjo un ataque contra la oficina de seguros que regentaba en la localidad la cuñada de la víctima, casada con Juan Lorenzo, un hermano de Isidro. Unos desconocidos rompieron con un tronco los cristales del local. Era la tercera vez que la agencia sufría ataques de los proetarras. El 25 de marzo, en uno de esos ataques, Juan Lorenzo Usabiaga fue agredido con cócteles molotov por unos encapuchados cuando se enfrentó a ellos para evitar que quemaran el local que regentaba su esposa.
La familia Usabiaga había sufrido desde 1993 la presión de la banda terrorista que les exigía el pago del chantaje económico conocido como impuesto revolucionario. La banda les exigía pagar 60 millones de pesetas, a lo que Isidro se negaba, "aunque lo matasen". Sin embargo llegó a abonar 10 millones a la red de extorsión que dirigía Carlos Almorza Arrieta, alias Pedrito de Andoain, desarticulada por la Ertzaintza en agosto de 1993, en una operación en la que se recuperó el dinero. Según la Consejería de Interior, Usabiaga no colaboró con la Policía autónoma en la desarticulación de esta red de extorsión de ETA. Interior sostiene que el empresario entregó al menos 10 millones a los terroristas e insertó publicidad en el diario Egin, lo que a su juicio era una forma encubierta de pagar a la banda la extorsión económica. En la misma nota, la Consejería de Interior condenaba la acción criminal y señalaba que el asesinato del empresario dejaba claro que "el pago a ETA no evita el riesgo de atentado". Lo cierto es que la operación grabada por la Ertzaintza contribuyó a desarticular la red de extorsión de la banda y que, desde entonces, su familia fue acosada por ETA y su entorno. Vecinos de Ordicia comentaron que "la gente de laizquierda abertzale la tenía tomada con la familia Usabiaga".
Según fuentes policiales, era la segunda vez que ETA había intentado asesinar a Isidro Usabiaga. Una semana antes, dos individuos robaron un coche a punta de pistola y obligaron al propietario a conducir hasta una zona próxima al domicilio del empresario conocida como Los Chalés. Algún problema hizo que la banda desistiera de atentar ese día y, tras dejar a los propietarios del vehículo atados a un árbol, abandonaron el coche en una calle de Ordicia.
En 2003 la Audiencia Nacional condenó a Carlos Almorza Arrieta, Pedrito de Andoain, a 4 años de reclusión menor por las amenazas vertidas contra Usabiaga en julio de 1993 para que pagase el chantaje económico exigido por la banda terrorista. En una de las conversaciones telefónicas que el empresario mantuvo con los terroristas amenazaron también a su hijo, y le dijeron que "al chaval igual le damos un susto". Almorza Arrieta dirigía desde Francia a un grupo de miembros de ETA que se encargaban de extorsionar a empresarios en el País Vasco. En el año 2004, Pedrito de Andoain firmó, junto a Francisco Múgica Garmendia y otros cuatro presos de ETA, un escrito en el que pedía el abandono de las armas y el fin de la violencia. Por este motivo, la dirección de la organización terrorista lo suspendió de militancia en ETA el 9 de julio de 2005, al igual que hizo con el resto de los críticos. Almorza salió de prisión en diciembre de 2008.
Con el asesinato a tiros de Isidro Usabiaga eran ya once los empresarios asesinados por ETA por negarse a ceder al chantaje económico, y muchos más los que habían sufrido acoso y amenazas, provocando su exilio fuera del País Vasco. El primer atentado por este motivo fue cometido el 2 de noviembre de 1978 contra el industrial irunés José Luis Legasa Ubiría, en lo que sería el debut de la criminal carrera del sanguinario Henri Parot. Previamente, en 1976 Legasa Ubiría había denunciado a la Policía francesa el intento de extorsión al que le tenía sometido ETA. Gracias a esta denuncia, fue detenido Javier Aya Zulaica, alias Trepa, y condenado a tres años de cárcel por el Tribunal de Bayona. ETA no perdonó esa denuncia y dos años después asesinó a José Luis Legasa.
Siete años antes del asesinato de Usabiaga se había creado la Fundación Goierriko Herrien Ekintza (Acción de los Pueblos del Goierri), que agrupaba a los empresarios y ayuntamientos de la comarca, con el objetivo de defenderse del chantaje terrorista y de desafiar a la banda negándose a abandonar el País Vasco y a pagar la extorsión exigida por ETA. Un mes antes, la banda había intentado asesinar a otro empresario, José María Ruiz de Urchegui, secretario general de la patronal guipuzcoana Adegui. Ruiz de Urchegui se encontraba fuera de España en esos momentos, pero la bomba-lapa colocada en su coche amputó las piernas a su primo, Santiago Leceta, empleado de la patronal, e hirió a otros dos trabajadores. En agosto de 2000 ETA asesinaría al presidente de Adegui, José María Korta Uranga.
Todos los partidos del Ayuntamiento de Ordicia, con excepción de Herri Batasuna, aprobaron en un pleno extraordinario el mismo día del asesinato de Usabiaga una moción de censura en la que expresaron su "más enérgica condena y repulsa" por el asesinato de Isidro Usabiaga. "No consideramos casualidad que mientras este hombre yacía en el suelo otros intereses de la familia fueran atacados por enésima vez (...) Con el asesinato de Isidro han arrancado un pedazo del corazón de Ordizia". El asesinato "ha sido el resultado de una campaña de acoso y derribo" contra un hombre que "lo único que ha hecho ha sido trabajar por Ordizia y decir ‘no’ al impuesto revolucionario", señalaba el escrito aprobado. Los dos concejales de HB - el tercero, Josu Aierbe, estaba en esos momentos encarcelado- acudieron al Ayuntamiento escoltados por militantes de HB que portaban pegatinas con el lema Euskal Herria Askatu (País Vasco libre). Los batasunos rechazaron la moción apelando a la pretendida "guerra entre el pueblo vasco y el Estado español", en un discurso ridículo, como todos los suyos, pero que sonó aún más esperpéntico y ridículo cuando acababan de asesinar a un vasco de pura cepa. El Ayuntamiento pidió, además, a los vecinos que colocasen sábanas con crespones negros en sus casas y se sumasen a la manifestación convocada por Gesto por la Paz.
Isidro Usabiaga Esnaola, nacido en Villafranca de Ordicia, tenía 52 años y tres hijos. Era el más emprendedor de una familia de siete hermanos que había creado con ellos un complejo empresarial con actividades en diversos sectores, como la construcción, el transporte o los seguros. Comenzó sus actividades empresariales con un almacén de piensos y después puso en marcha una empresa de grúas y transportes especiales. Además, estaba muy implicado en actividades sociales en la zona y, siguiendo los pasos de su padre, era bombero voluntario en Ordicia. Un día después del asesinato de su hermano, Belén Usabiaga dijo sentirse "impotente" pero aseguró que no iban a echarles del País Vasco: "Vamos a seguir aquí, en Euskadi, luchando con más fuerza que nunca".
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.