El lunes 20 de mayo de 1996 es asesinado en Córdoba el sargento del Ejército MIGUEL ÁNGEL AYLLÓN DÍAZ-GONZÁLEZ, al estallar una bomba instalada en un contenedor de basura. Eran las 7:40 horas. El joven militar saltó por los aires y quedó en la acera con el rostro desfigurado, tal y como relataron testigos presenciales.
El objetivo de la banda terrorista era atentar contra un grupo de militares que esperaba ser recogido por un minibús militar en la avenida Carlos III, 11. Cada mañana utilizaban el minibús para trasladarse a la Comandancia Militar de Cerro Muriano, a unos 15 kilómetros de Córdoba. Sólo la precipitación de los terroristas impidió una masacre similar a la realizada en 1995 en la barriada madrileña de Vallecas, ya que la bomba, accionada por control remoto, estalló unos segundos antes de que el vehículo militar se acercara a la parada, y justo cuando se encontraba oculto por un turismo. Fuentes policiales confirmaron que los terroristas habían planeado cuidadosamente el atentado.
Pese a que el minibús militar variaba frecuentemente su recorrido, la esquina donde se colocó la bomba era el único punto por donde pasaba obligatoriamente, además de ser un cuello de botella en su itinerario. Un pequeño retraso del autobús hizo que el objetivo se encontrase a unos treinta metros del artefacto en el momento en que explotó. ETA, además, había preparado otros dos coches bomba que no estallaron cuando los terroristas habían previsto y que fueron desactivados por la Policía horas después.
La banda asesina había querido provocar una masacre utilizando una cantidad de explosivos similar a la que en mayo de 1991 destruyó el cuartel de la Guardia Civil de Vic matando a diez personas. Según declaraciones del recién nombrado ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, "parece que los dos coches que fueron desactivados eran el auténtico núcleo del atentado, y no la carga que se encontraba en un contenedor de basura".
Además de matar a Miguel Ángel, la explosión hirió a otras cuatro personas: el matrimonio formado por Manuel Espino Madueño, de 53 años, que resultó con lesiones graves, y Antonia Lara Andreu, de 52, que circulaba en un vehículo por el lugar de los hechos; y otros dos militares: el capitán Antonio Duque Lozano y el alférez Antonio Granados Bermejo.
Los autores del atentado fueron miembros del grupo Andalucía de ETA, formado por Mikel Azurmendi, Maite Pedrosa, Asier Ormazábal Lizeaga y Francisco Javier Gallaga Ruiz, todos ellos condenados a elevadas penas de prisión en diferentes juicios.
En 1999 se condenó a Mikel Azurmendi y Maite Pedrosa a sendas penas de 27 años de reclusión mayor por el asesinato del sargento, y a veinticuatro penas de 13 años de reclusión menor por cada uno de los delitos de asesinato frustrado.
En septiembre de 2004 la Audiencia Nacional condenó al etarra Asier Ormazábal a 351 años de prisión como autor del atentado. Según el relato de hechos probados de la sentencia, con anterioridad al 20 de mayo los etarras, miembros del grupo Andalucía de ETA, recibieron indicaciones del dirigente etarra José Javier Arizcuren Ruiz, alias Kantauri, para que comprobaran el itinerario y horarios de un autobús militar que viajaba desde Córdoba hasta la base militar de Cerro Murriano. El 17 de mayo Pedrosa, Azurmendi y Ormazábal confeccionaron tres artefactos explosivos de unos 200 kilos de amosal que colocaron en dos ollas metálicas, y otro aparte de 6 kilos de amosal. Las dos ollas las colocaron en dos coches, que previamente robaron y que aparcaron a la altura del número 11 de la avenida Carlos III de Córdoba, por donde pasaba el autocar para terminar de recoger a los pasajeros en su ruta diaria. El tercer artefacto fue colocado en un contenedor de basura en la misma avenida. Ormazábal fue el encargado de accionar el mando a distancia en el momento en el que el autobús pasaba por delante de los dos vehículos estacionados. Sin embargo, sólo hizo explosión la bomba del contenedor. En el juicio, el etarra Ormazábal se negó a contestar a las preguntas del fiscal y las acusaciones y fue expulsado de la sala después de dar dos manotazos al cristal de la cámara blindada desde la que seguía la vista.
Finalmente, en 2006 fue condenado el etarra Francisco Javier Gallaga Ruiz a 342 años de cárcel. La Audiencia Nacional consideró probada su integración en el grupo Andalucía de ETA y su participación directa en el atentado, al ser la persona que facilitó el material utilizado en la comisión del mismo, transportándolo desde Madrid a Córdoba.
Miguel Ángel Ayllón Díaz-González, sargento de ingenieros del Ejército de Tierra de 27 años, era natural de Granada y estaba soltero, aunque tenía novia, Silvia Oliva, con la que había comprado un piso. Ingresó voluntario en el Ejército con dieciséis años. Destinado en la Brigada de Infantería Mecanizada número X, adscrita al Euroejército, durante algún tiempo había prestado sus servicios en Bosnia dentro de las misiones humanitarias que realizó el Ejército español en la ex Yugoslavia.
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