A las 7:15 horas del lunes 19 de junio de 1995 la banda terrorista ETA hacía estallar un coche-bomba en Madrid, provocando la muerte al policía municipal JESÚS REBOLLO GARCÍA. La explosión se produjo mientras los policías efectuaban tareas de acordonamiento y desalojo de la zona tras recibir un aviso de los asesinos. Este atentado de ETA se produjo al cumplirse exactamente dos meses desde que la banda terrorista intentara asesinar en Madrid al líder de la oposición, José María Aznar, atentado en el que resultó herida gravemente Margarita González Mansilla, fallecida tres meses más tarde, el 22 de julio.
Otros dos policías municipales, Francisco Javier Quintana y Agustín López Jiménez, sufrieron heridas leves, así como un vigilante de seguridad, Mariano Santos Duque, una mujer que transitaba por la zona, Carmen Rodríguez Díaz y un funcionario de la Policía Nacional, Francisco Gil, que, al igual que Jesús Rebollo, se encontraba en el cordón de seguridad.
El vehículo utilizado, al que le habían cambiado la matrícula, era un Opel Omega de color azul oscuro, que había sido robado varios días antes en el madrileño barrio de Moratalaz. Los etarras habían cargado el coche con cerca de 60 kilos de amosal y un bidón de gasolina, según informó el ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch. A continuación miembros del grupo Madrid de ETA lo estacionaron en la calle del Carmen, que es peatonal, aproximadamente tres cuartos de hora antes de que lo hicieran estallar mediante un temporizador. Aunque no existían barreras físicas que lo impidiesen, en esa calle estaba prohibido aparcar.
A las 6:50 horas de la mañana, una persona que dijo hablar en nombre de la organización terrorista ETA, comunicó por teléfono a la Policía Local, Cruz Roja, Bomberos y la cadena SER, que un coche-bomba iba a estallar media hora después en la calle del Carmen. Agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional desalojaron en pocos minutos la zona, donde a esa hora transitaban numerosos ciudadanos que se dirigían al trabajo mientras otros esperaban el autobús.
Toda la zona fue cortada en un diámetro de cien metros y rodeada por cintas de seguridad. Poco después, a las 7:15 horas, antes de que los artificieros se acercaran a inspeccionar el coche, se produjo la explosión. Los terroristas habían colocado dos papeleras de hierro fundido a ambos lados del vehículo, para que actuaran como metralla. Además, la calle donde estalló el coche-bomba es muy estrecha, lo que provocó que la onda expansiva tuviera un "efecto cañón".
El agente Jesús Rebollo fue alcanzado en la cabeza por un trozo de metralla, a pesar de que se encontraba a más de ochenta metros de distancia del coche-bomba. El impacto le provocó un traumatismo craneoencefálico severo. Fue atendido en un primer momento en una ambulancia del SAMUR y, posteriormente, procedieron a trasladarlo al Hospital Clínico, donde intentaron reanimarle. Antes, durante el traslado, el agente estaba consciente y se interesó por el estado del resto de sus compañeros, según fuentes policiales. Falleció una hora después.
La potente explosión afectó a un total de veinticuatro inmuebles de la zona de Callao y de las calles Carmen y Preciados. Especialmente afectados quedaron los edificios de Galerías Preciados y la FNAC. En este último, de donde previamente habían sido desalojados unos veinte trabajadores de la limpieza y de seguridad que se encontraban en el interior, se produjo un pequeño incendio e importantes daños materiales.
Los expertos de la lucha antiterrorista consideraron que, dada la hora en que se produjo el atentado y los confusos avisos que dieron previamente los etarras, algo no habitual, el objetivo de los terroristas era asesinar a los policías. En concreto, según fuentes de Interior, ETA pretendía "cazar" a miembros de los Tedax (Técnicos en Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional) que acudieran a acordonar la zona y desactivar la carga explosiva.
El titular del juzgado central de instrucción número uno de la Audiencia Nacional, Carlos Bueren, y el fiscal de la Audiencia Nacional, Ignacio Gordillo, se desplazaron al lugar del atentado alrededor de las diez de la mañana. Por su parte, la delegada del Gobierno en Madrid, Pilar Lledó, hizo un llamamiento a los ciudadanos para que colaborasen en la identificación y búsqueda de los autores del atentado. Minutos después de que se produjera el atentado, efectivos de la Policía Nacional formaron varios controles alrededor del centro de la capital para intentar localizar a los responsables, siguiendo las directrices fijadas unos meses antes por el Ministerio de Justicia e Interior para casos de atentado.
Jesús Rebollo García, de 39 años, estaba casado y era padre de cuatro hijos. Considerado un policía ejemplar, tanto por sus compañeros como por sus superiores, había ingresado en el Cuerpo en 1980, con tan solo 24 años. Llevaba quince años de servicio, durante los cuales recibió tres felicitaciones, tres menciones honoríficas, el Galón de Mérito y la Medalla de la Policía Municipal que recibió en 1994 de manos del entonces alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, durante los actos de San Juan, patrón del Cuerpo. El alcalde decretó dos días de duelo y condecoró a título póstumo al agente con el único galardón que le faltaba: la Medalla de Plata de Madrid. El funeral por Jesús Rebollo, oficiado por el vicario general del Arzobispado Castrense, Clemente Martín, y al que asistieron más de 3.000 personas, tuvo lugar al día siguiente en el patio central de la Jefatura de la Policía, en la Casa de Campo. Posteriormente sus restos fueron incinerados en el cementerio de La Almudena, en Madrid y sus cenizas se esparcieron en un acto íntimo en algún lugar de la sierra madrileña.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.