La primera víctima mortal de 1991 fue el coronel del Ejército de Tierra, LUIS GARCÍA LOZANO, asesinado el 2 de enero. García Lozano fue acribillado a balazos en San Sebastián por miembros de la banda terrorista ETA. Los disparos fueron efectuados con una metralleta y el cuerpo del coronel García Lozano recibió dieciséis impactos.
Luis García Lozano volvía en coche oficial a su domicilio desde el Gobierno Militar de Guipúzcoa, donde estaba en funciones sustituyendo al gobernador militar, el general Juan Eleta Sequera, de vacaciones en ese momento. El coronel García Lozano no utilizaba escolta y se desplazaba diariamente, y por los mismos trayectos, tanto a la residencia de oficiales como a su domicilio. El chófer, Jacinto Romatez Aguirrezabalaga, soldado de 22 años, resultó ileso, aunque sufrió una fuerte crisis nerviosa.
Durante el funeral por García Lozano, el vicepresidente del Gobierno vasco en funciones, el socialista Ramón Jáuregui, expresó su preocupación por un aumento de la actividad terrorista en 1991. "ETA va a atentar todo lo que pueda. Probablemente ha centrado durante este año todas sus perspectivas de desestabilizar y presionar a la democracia". Por su parte, el ministro del Interior, José Luis Corcuera, calificó de "canallada" el asesinato, añadiendo: "ETA asesina cuando puede y de la forma más vil posible".
La Audiencia Nacional consideró probado que Francisco Javier Balerdi Ibarguren y Juan Ignacio Ormaechea Antepara fueron los autores del ametrallamiento de Luis García Lozano. El primero fue condenado a 30 años de reclusión mayor en 1994. El segundo había fallecido en agosto de 1991 en un enfrentamiento con la Guardia Civil. Balerdi Ibarguren fue detenido en 1992 cuando trabajaba como empleado contratado en el seno del grupo municipal de Herri Batasuna en el Ayuntamiento de San Sebastián.
Luis García Lozano era natural de Cetina (Zaragoza) y tenía 56 años. Casado dos veces, tenía cinco hijos. Este atentado, a tres días de la Pascua Militar, era el cuarto que ETA cometía contra altos cargos del Gobierno Militar de Guipúzcoa.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.