Mientras los agentes llamaban por su radioteléfono para comprobar la identidad de algunas de las personas que se encontraban en la zona, tres terroristas salieron del Bar Adurzabal y dispararon contra ellos. Según varios testigos presenciales, los agresores atentaron primero contra uno de los policías y, posteriormente, dispararon contra el segundo, que intentó resguardarse entre dos coches aparcados en la misma calle. Francisco Espina recibió tres impactos en el pecho y fue rematado en el suelo. Ninguno de los dos tuvo tiempo de hacer uso de su arma reglamentaria. En el atentado también resultó herido Luis Vives, de 27 años, que tuvo que ser trasladado al Hospital de Santiago Apóstol. Era una de las personas que, en ese momento, estaba siendo identificada por la Policía.
Los terroristas, que actuaron a cara descubierta, huyeron a pie hasta la Iglesia de San Cristóbal, situada a unos cien metros, donde un cuarto etarra les esperaba en un coche Talbot 150 blanco, posteriormente abandonado en una calle de la capital alavesa. El vehículo había sido robado previamente por la fuerza, dejando a su propietario dentro durante la comisión del atentado. Antes de emprender la huida, obligaron al dueño del coche a apearse. Tras el atentado la Policía encontró bajo un coche varios casquillos 9 milímetros FF parabellum.
Los policías nacionales fueron trasladados al Hospital de Santiago Apóstol de la capital alavesa, donde a las 13:40 ingresaron cadáveres. Según el parte médico, Francisco presentaba varias heridas por arma de fuego, una con orificio de entrada en el globo ocular izquierdo y tres más en tórax y abdomen. Antonio, por su parte, presentaba tres impactos de bala en la región craneofacial y otros tres en la región torácica. Ambos trabajaban en Vitoria desde hacía siete años y habían pedido ya el traslado a Sevilla.
La capilla ardiente fue instalada a las siete de la tarde en el Gobierno Civil de Álava, y a las once de la mañana del día siguiente se celebraron los funerales en la parroquia de San Miguel de Vitoria.
La oficina de prensa del PNV aseguró que "ETA parece querer dar la razón a los socialistas, cuando afirman que la única vía para acabar con la situación de violencia en Euskadi es la policial".
El atentado fue cometido por miembros del grupo Araba de ETA. Dos de ellos, Juan María Oyarbide y Manuel Urionabarrenetxea, no pudieron ser juzgados al resultar muertos en septiembre de 1989 en un enfrentamiento con la Guardia Civil. En 1991 fue condenado como autor material Juan Carlos Arruti Azpitarte. En la misma sentencia fueron condenados, en calidad de encubridores, el matrimonio formado por Miren Gotzone López de Luzuriaga e Ignacio Fernández de Larrinoa. Fueron los que dieron cobijo a los cuatro asesinos tras cometer el atentado. Por último, Ramón Aldasoro Magunacelaya, detenido en Miami en 1997 y extraditado a España desde EEUU en noviembre de 2001, fue juzgado y condenado por la Audiencia Nacional ese año también como autor material.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.