Milagros Amez Franco, de 43 años, natural de Laguna Dalga (León), fue una de las víctimas mortales del atentado de Hipercor de Barcelona el 19 de junio de 1987 . Estaba casada con Rafael Güell y tenía dos hijos de 17 y 12 años. Trabajaba en una tienda de plantas medicinales propiedad de su marido.
Su marido, Rafael Güell, la había dejado en el aparcamiento del centro comercial cargando la compra en el coche, donde la vio por última vez con vida: «Yo trabajaba en uno de los tres edificios situados encima de los almacenes y dejé a mi mujer un momento para subir al despacho. Desde el ascensor oí la explosión», contaba a ABC en 2002 , cuando tenía 60 años, mientras recordaba el humo y la agónica espera: «No se podía ver nada. Permanecí varias horas en la calle hasta que me comunicaron que mi esposa había sido trasladada al hospital de Sant Pau». Milagros, natural de Laguna Dalga (León) y madre de dos hijos que en aquel momento tenían 12 y 17 años de edad, trabajaba en la tienda de plantas medicinales que regentaba Rafael. Tras el atentado, sus hijos llegaron al hospital en Taxi, donde Milagros falleció.
El 19 de junio de 1987, los terroristas Domingo Troitiño, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón pusieron un coche-bomba en el centro comercial Hipercor de Barcelona, en la avenida Meridiana. Según recoge la sentencia 49/1989 de la sección 1ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, habían recibido órdenes para realizar diversos ataques contra empresas de capital francés o mixto hispano-francés. Los etarras creyeron que Hipercor era una firma francesa y llegaron a la conclusión de que atentar allí sería fácil, porque sólo tendrían que abandonar un vehículo cargado de explosivos en un edificio civil que carecía de protección o control de seguridad. Su intención era causar los mayores daños posibles y estimaron que era mejor que la explosión se llevase a cabo durante el día, en pleno horario comercial.
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