María Emilia Eyre, de 44 años, era natural de Chantada (Lugo) y vivía en Barcelona desde pequeña. El 19 de junio de 1987, estaba comprando en el centro comercial Hipercor de Barcelona con su familia, cuando explotó un coche-bomba colocado por ETA en el aparcamiento de los grandes almacenes. Su marido, Rodrigo Galicia álvarez, fue herido en el atentado pero se recuperó rápido. Uno de sus hijos les acompañaba, pero poco antes de que estallara la bomba salió de los grandes almacenes y decidió esperarles en un bar cercano.
Esta gallega natural del municipio lucense de Chantada, que vivía en Barcelona desde su infancia, falleció en el mismo instante de la explosión, mientras realizaba las compras junto a su familia. Según contaba a El País el hermano de la fallecida, Francisco Eyre, María incluso tranquilizó a su marido poco antes de la explosión cuando agentes de la Policía acudieron al supermercado tras la llamada de aviso de ETA: «No tengas miedo Rodrigo, le dijo mi hermana a su marido al observar la presencia de policías en el hipermercado, porque si hubiera una bomba nos habrían avisado». Pero María se equivoco. Su hijo, en cambió, había tenido la suerte de salir del supermercado un rato antes de que estallara la bomba, porque no le apetecía estar de compras y los esperó en un bar próximo.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.