Luisa Ramírez Calanda, de 41 años, estaba casada con Ricardo Labad Muñoz y tenía dos hijos cuando la banda criminal ETA la asesinó en el centro comercial Hipercor de Barcelona, en la avenida Meridiana, tras detonar un coche-bomba en el aparcamiento subterráneo de los grandes almacenes el 19 de junio de 1987.
Luisa fue una de las últimas víctimas que fueron identificadas en el Anatómico Forense por el estado en el que había quedado su cuerpo tras la explosión del coche bomba. Veinte años después del ataque, una de sus hijas, Margarita Labad, reconocía a «La Vanguardia» que aún tenía que seguir tomando antidepresivos y que su carrera profesional había estado marcada por las bajas médicas: «Desde aquel día mi vida es una montaña rusa emocional. Los primeros años me convertí en una persona muy vulnerable».
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.