En torno a las 23:00 horas del día 8 de junio de 1986 el cabo primero de la Guardia Civil, ANTONIO RAMOS RAMÍREZ, es ametrallado en Mondragón (Guipúzcoa) por miembros de la banda terrorista ETA. La víctima no estaba de servicio, ni vestía el uniforme reglamentario, por lo que los etarras debían de conocer bien sus hábitos tras someterle a un período de seguimiento y vigilancia.
El atentado se produjo en el barrio de San Andrés, en el momento en que Antonio Ramos se acababa de introducir en su vehículo particular después de haber estado en un bar próximo. El guardia civil fue alcanzado en el corazón y el brazo izquierdo, quedando gravemente herido. Aunque fue trasladado de forma inmediata al centro asistencial de Mondragón por personal de la Cruz Roja, no pudo hacerse nada por su vida e ingresó cadáver.
El vehículo de Antonio presentaba un total de diez impactos (dos disparados desde el interior), por lo que el guardia civil debió de repeler la agresión, ya que en su mano tenía un arma que había sido disparada. El turismo quedó cruzado en la calle del Doctor Bañez, a poca distancia del bar en el que, hasta momentos antes de su asesinato, había estado.
Al día siguiente del asesinato de Antonio Ramos, un convoy de tres vehículos de la Guardia Civil fue atacado en Hernani (Guipúzcoa) mediante un coche-bomba, resultando heridos leves dos civiles. Además, ETA había enviado centenares de comunicados a embajadas, medios de comunicación extranjeros y agencias de viajes avisando de lo peligroso que era veranear en España, dando así comienzo a su particular campaña veraniega del terror. Pretendía de esta forma presionar violentamente los días previos a las elecciones generales que se iban a celebrar el 22 de junio, elecciones que ganó el PSOE por mayoría absoluta.
El asesinato del guardia civil está sin juzgar de momento. Años después, las Fuerzas de Seguridad señalaron a Luis Enrique Gárate Galarza, alias Zorro, como uno de los participantes en el atentado. Gárate fue detenido en el sur de Francia, en la localidad de Cognac, a unos cien kilómetros de Burdeos, el 9 de febrero de 2004. El etarra pretendía introducir en España, junto a Ibón Elorrieta Sanz, una furgoneta Renault Kangoo cargada con material explosivo y armas. Por este delito fue condenado en Francia a 16 años de prisión. En junio de 2006, España solicitó la extradición de Gárate Galarza, y en marzo de 2010 fue entregado temporalmente a España para ser juzgado por diversos atentados cometidos en la década de los ochenta.
Antonio Ramos Ramírez, de 28 años, estaba destinado en el cuartel de Oñate. Era natural de la localidad de Espera (Cádiz), aunque había vivido en Sevilla desde muy pequeño. Estaba casado con Carmen Rodríguez Muriel y tenía un hijo de 5 años, Alejandro. Su mujer estaba embarazada de seis meses y, según contaron los medios de comunicación, dio muestras de una gran serenidad durante la celebración del funeral de su marido. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de San Fernando en Sevilla.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.