Poco antes de la medianoche del 12 de mayo 1985 es asesinado en San Sebastián el policía nacional MÁXIMO ANTONIO GARCÍA KLEINER. El agente salía a esa hora vestido de paisano de un bar próximo a su domicilio en el paseo Larracho de la capital donostiarra. Cuando se encontraba a pocos metros del portal de su casa, fue abordado por tres etarras. Uno de ellos se acercó a la víctima por la espalda y le disparó en la nuca. Cuando el cuerpo de Máximo cayó al suelo, el etarra le disparó otros dos tiros en la cabeza. A continuación, los tres se dirigieron a un turismo ocupado por un cuarto terrorista y se dieron a la fuga.
Nada más conocerse el atentado, se personó en el lugar el gobernador civil de Guipúzcoa, Julen Elgorriaga. En la zona del atentado y en las carreteras próximas a la capital donostiarra se establecieron fuertes controles policiales para intentar localizar a los autores del asesinato.
El funeral por Máximo García se celebró al día siguiente en San Sebastián. Al mismo asistió el ministro del Interior, José Barrionuevo. Al terminar, tuvo que salir corriendo a Mondragón, donde esa misma tarde un convoy de la Guardia Civil sufrió otro atentado, en el que resultó herido gravemente el agente Francisco Arias Cuadrado.
En 1987 fueron condenados a sendas penas de 29 años Ramón Zapirain Tellechea y José Ángel Aguirre Aguirre. Fue Zapirain Tellechea el que tiroteó al policía nacional. Ambos formaban parte del grupo Oker de ETA, junto a Idoia López Riaño y Arturo Cubillas Fontán. López y Cubillas fueron los encargados de cubrir a Zapirain mientras asesinaba al policía. Aguirre les esperaba en el vehículo en el que, tras cometer el atentado, huyeron del lugar de los hechos. López Riaño fue condenada en 2002 por los mismos hechos y a las mismas penas, tras ser extraditada desde Francia. Por su parte, Cubillas Fontán no ha sido juzgado. Fue uno de los once etarras que en mayo de 1989 se trasladó de Argel a Venezuela. En ese país residía cuando se dictó sentencia por el asesinato de García Kleiner. Diferentes gobiernos han solicitado, sin éxito, su extradición a España.
Máximo Antonio García Kleiner era natural de la localidad de Cortes (Navarra). Tenía 29 años y estaba soltero. Tras el funeral, su cuerpo fue trasladado en avión desde Fuenterrabía hasta Sevilla. Ahí esperaban el cadáver de su hijo los padres de Máximo, residentes en el pueblo de Los Rosales.
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