El 19 de enero de 1985 la banda terrorista ETA asesinaba en Portugalete (Vizcaya) al peluquero AGAPITO SÁNCHEZ ANGULO. Fue el primer asesinato de un año que terminaría con 37 víctimas mortales. Ese año, además, ETA instaló en Madrid un grupo permanente y utilizó profusamente el método del coche-bomba.
En torno a las 16:00 horas se encontraban en el local varios clientes, algunos menores de edad. Tres terroristas entraron en el mismo e indicaron a los clientes que se situaran de pie frente a una pared. Nieves Fernández, su esposa, fue testigo de la escena. Al parecer la peluquería estaba conectada a través de una puerta con la vivienda en la que vivía con su mujer y su hijo. Ahí, en la cocina, fue donde lo asesinaron.
Un hermano del peluquero, Fernando Sánchez Angulo, declaró tras el atentado que la víctima no tenía filiación política alguna y que jamás había sido amenazado. Agregó que Agapito había pasado "toda su vida trabajando denodadamente por sacar adelante la peluquería", muy conocida en Portugalete.
ETA intentó, como otras veces, justificar el asesinato con falsas acusaciones sobre supuestas actividades relacionadas con el tráfico de estupefacientes. Tuvieron que pasar 18 años para que el Ayuntamiento de Portugalete, con el alcalde socialista Mikel Cabieces a la cabeza, organizase un homenaje a Agapito con presencia del hijo, pidiendo perdón a la familia por no haber estado a la altura y no haberles apoyado en el momento del asesinato.
En junio de 1986 fueron detenidos en Bilbao tres etarras cuando intentaban perpetrar un atentado contra una pareja de la Guardia Civil. Integraban el grupo Orbaizeta de ETA creado en 1983 y responsable de dos asesinatos, entre ellos el de Agapito Sánchez Angulo. Los detenidos eran Elías Fernández Castañares, de 24 años, Joseba Koldobika Artola Ibarreche, de la misma edad, y Francisco Javier Echevarría González, de 22 años. En 1988 fueron condenados a 29 años de cárcel por asesinato consumado. En 1990 fue condenado por el mismo asesinato Fernando Vicente de Luis Astarloa, que había conseguido escapar en 1986.
Agapito Sánchez Angulo tenía 30 años. Era natural de Castro Urdiales (Cantabria). Estaba casado y tenía un hijo.
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