El 17 de noviembre de 1982 fallece en Madrid el teniente del Cuerpo de Músicas Militares CÉSAR UCEDA VERA, incapaz de superar las heridas sufridas un mes antes, el 21 de octubre, cuando fue acribillado a balazos en Bilbao por dos terroristas de la banda ETA. Tras ser tiroteado, la víctima fue llevada urgentemente al Hospital de Basurto, pero unos días después lo trasladaron a un hospital de Madrid donde acabaría falleciendo. Su estado fue calificado de "muy grave" desde el primer momento. César presentaba "cuatro orificios de entrada de bala situados uno en la espalda, en la región dorso-lumbar causante de la parálisis apreciada en la pierna izquierda, otros cuatro en el brazo derecho, así como dos balas alojadas en los dos hemitórax".
El 21 de octubre de 1982, a las 7:10 horas, el teniente Uceda salió de su domicilio para dirigirse al trabajo en el acuartelamiento de Munguía. Se subió a su automóvil y lo puso en marcha, justo en el momento en que dos miembros de la banda, que actuaron a cara descubierta, lo tirotearon. El coche, un Volkswagen, avanzó unos metros sin control y se estrelló contra una tintorería situada a unos diez metros del domicilio del militar.
El Ayuntamiento de Lejona, con la ausencia de los concejales de Herri Batasuna, condenó por unanimidad el atentado contra César Uceda en un comunicado hecho público el 21 de octubre.
En 1984 la Audiencia Nacional condenó a Juan Carlos Echeandia Zorroza a 26 años de reclusión mayor por un delito de asesinato con alevosía. Echeandia fue el encargado de seguir y controlar los horarios y hábitos de César Uceda. En cuanto a los autores materiales, sólo fue condenado en 1991 el etarra Manuel Murua Alberdi, alias El Casero, a 26 años de reclusión. Entre otros atentados, El Casero participó, presuntamente, en el secuestro y tortura de tres jóvenes gallegos residentes en Irún, que cruzaron la frontera y desaparecieron para siempre en algún lugar del sur de Francia.
César Uceda Vera, de 47 años, estaba separado, tenía nueve hijos y desde seis años antes vivía con una segunda mujer. Era natural de Andújar (Jaén), pero siendo niño se trasladó con su familia a San Sebastián, primero, y a Bilbao, después. Estaba adscrito al regimiento de Infantería Garellano número 42, de Bilbao, donde ingresó por oposición como brigada músico en 1970. En el momento del atentado era profesor de Armonía en el Conservatorio de Música de Lejona, del que fue cofundador, y perteneció a la Orquesta Sinfónica de Bilbao en la especialidad de instrumentista de viento. César Uceda hizo la carrera de Musicología y había comenzado a estudiar la de Físicas. Una de sus hijas, María Uceda, contó de él que
Era un hombre polifacético: daba clases de matemáticas, era músico, militar y, además, empresario. Entró en el Ejército por oposición a los treinta y cuatro o treinta y cinco años; creo que era el último año que podía acceder. Supongo que se metió porque viendo los muchísimos hijos que tenía pensaría que era bueno para asegurar el futuro. Le gustaba mucho la docencia, amaba a sus alumnos (Arteta, I., Galletero, A., Olvidados, Adhara, 2006).
En 2006 el Ayuntamiento de Lejona creó un Premio con su nombre para Jóvenes Intérpretes.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.