El 27 de enero de 1982 ETA asesinaba en Ondárroa al policía municipal BENIGNO GARCÍA DÍAZ. Dos pistoleros le dispararon por la espalda a las 22:00 horas cuando se dirigía de uniforme desde el cuartel a su domicilio (Ipar Kale). Herido de gravedad, el agente falleció mientras lo trasladaban al Hospital de Cruces. Benigno fue la primera víctima mortal del año 1982, un año que se saldó con un balance de 40 asesinados por la banda terrorista. El policía había sido objeto de amenazas durante los dos años previos a su asesinato.
Su viuda, Mari Carmen Echevarría, tenía 31 años cuando asesinaron a Benigno. Hasta febrero de 2003 era una mujer prácticamente desconocida para la opinión pública,
que también desconocía el calvario personal que tuvieron que soportar ella y sus hijos.
que también desconocía el calvario personal que tuvieron que soportar ella y sus hijos.
El 25 de febrero de 2003, más de veinte años después, decidió romper su silencio y ofrecer por escrito al juez Garzón su testimonio personal. Ese testimonio pasó a formar parte de los elementos de prueba que la Asociación de Víctimas del Terrorismo quería aportar para "demostrar la limpieza étnica" presuntamente practicada por los dirigentes de Batasuna.
El diario El Mundo de 26 de febrero de 2003 recogió sus recuerdos, aportados en rueda de prensa conjunta con otros "exiliados" del País Vasco, sobre las amenazas que había recibido en diciembre de 1981 por parte de una vecina:
Era una persona conocida en el pueblo por ser simpatizante de HB y luchar por los derechos de los terroristas en la cárcel. No me importa decirlo, se trataba de la dueña del piso en el que vivíamos. Un día vino a la puerta y me dijo: "Tu marido es un hijo de puta y lo vamos a matar". Os tenéis que marchar o saldréis con los pies por delante. Díselo.
Un mes después, Benigno fue asesinado. El segundo aviso, recuerda Mari Carmen, llegó a los pocos días,
cuando volvía de enterrar a mi marido (...) Llamó a mi puerta y me dijo que ya me había avisado de que iba a pasar esto. Me advirtió de que me marchara.
Benigno García Díaz, de 36 años, estaba casado y tenía seis hijos con edades comprendidas entre los 4 y los 12 años. Era originario de Foz (Lugo), aunque residía en Ondárroa desde 1965 donde trabajó varios años como marino, hasta que en 1975 ingresó en la Policía Municipal.
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