El 20 de junio de 1980 la banda terrorista ETA asesinaba en Sestao (Vizcaya) al joven JULIO SANTIAGO EXPÓSITO PASCUAL. Dos encapuchados lo ametrallaron poco antes de las dos de la tarde en el momento en que salía de la sastrería de su padre, en la calle del General Queipo de Llano de la localidad vizcaína.
Padre e hijo habían salido juntos del establecimiento para ir a comer a su domicilio en la calle San Diego, y se dirigían a pie hacia el coche de la víctima, estacionado en las inmediaciones. En ese momento, dos encapuchados descendieron de un vehículo y se acercaron a ellos. Uno de los terroristas apartó al padre y el hijo, percatándose de que iban a por él, se parapetó detrás de un automóvil.
En ese momento, uno de los encapuchados se situó a las espaldas de la víctima, y le disparó una ráfaga de ametralladora. A continuación, el otro terrorista lo remató con varios disparos cuando el cuerpo del joven estaba ya tendido en el suelo. El padre de Julio se acercó hasta el cuerpo ensangrentado de su hijo y comprobó que estaba muerto. En el lugar de los hechos se recogieron 10 casquillos del calibre 9 milímetros parabellum marca SF.
Los etarras emprendieron la huida con toda tranquilidad, montándose en un Renault-18, de color azul, en dirección a la vecina localidad de Portugalete. En el vehículo les esperaban otros dos terroristas. El coche usado había sido robado media hora antes a punta de pistola en Gabeamendi, ordenando al dueño, Fernando Tejeiro Rodríguez, que no avisase del robo hasta las 18:00 horas. A última hora de la noche fue encontrado el vehículo en la travesía de Abando de Portugalete.
Respecto a los móviles del atentado, fuentes próximas a la víctima aseguraron que Julio no tenía vinculaciones políticas concretas. Sin embargo, otras fuentes señalaron que años antes había sido amigo de Eloy Ruiz Cortadi, presuntamente (según la banda terrorista) confidente policial y miembro de los Guerrilleros de Cristo Rey. Ruiz Cortadi había sufrido, en marzo de 1976, un atentado reivindicado por ETA en el que resultó gravemente herido. Las mismas fuentes atribuían al joven ideas derechistas y se le achacaba haber intimidado, con otros amigos, a jóvenes de la izquierda proetarra e, incluso, haber esgrimido una pistola en alguna ocasión. La familia desmintió rotundamente todos estos rumores, negando que hubiera sufrido amenazas y que realizase actividades políticas.
Sea como fuere, en esa sociedad enferma, sustrato social del que se nutre la banda terrorista, los rumores y las sospechas sobre determinadas ideologías, o sobre presuntas actividades de colaboración con las Fuerzas de Seguridad, solían ser la antesala del tiro en la nuca, como ya explicamos cuando recordamos el asesinato del taxista Ignacio Arocena el 15 de febrero de 1980. Un día antes de acribillar a balazos a Julio Expósito, la banda terrorista había asesinado en Amorebieta a José Pablo García Lorenzo, empleado del Ayuntamiento, cuyo único "pecado" era que frecuentaba el cuartel de la Guardia Civil para realizar trabajos relacionados con el servicio de aguas.
Julio Santiago Expósito Pascual era natural de Sestao, tenía 23 años y estaba soltero. Se había licenciado recientemente del servicio militar y un hermano suyo, de 14 años, también había fallecido poco tiempo antes.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.