El 1 de mayo de 1980 JOSÉ OYAGA MARAÑÓN y JESÚS VIDAURRE OLLETA estuvieron tomando copas en el casco viejo de Pamplona. En torno a las tres de la madrugada charlaban en la plaza de San Francisco cuando se les acercaron tres desconocidos. Dos de ellos sacaron sus pistolas y les dispararon a quemarropa.
Los dos amigos quedaron tendidos en el suelo cerca de una hora, hasta que el juez ordenó el levantamiento de los cadáveres. Los forenses determinaron que habían fallecido a consecuencia de sendos tiros en la nuca.
El asesinato de José y Jesús hay que encuadrarlo en la campaña de ETA y Herri Batasuna contra el narcotráfico. La Mesa Nacional de HB había realizado una declaración pública quince días antes denunciando el tráfico de heroína en el País Vasco y pocos días después ETA había colocado una bomba en un pub de San Sebastián, al parecer por este motivo.
Dos días después de asesinar a José y Jesús, la banda terrorista difundió un comunicado en el que aseguraban que "nuestros esfuerzos se dirigirán a realizar ataques de advertencia sobre establecimientos de distribución y consumo de tales productos, así como a realizar ataques de eliminación física sobre miembros significados de este alienante y corrompido mundillo de la droga". Y a modo de justificación de porqué la banda tomaba la bandera de la lucha contra el mundo de la droga, en el mismo comunicado ETA definía estas sustancias como "un instrumento eficaz que sirve de arma complementaria a los diferentes aparatos de represión ideológica, política y económica, utilizados habitualmente por las clases dominantes contra los trabajadores vascos".
En esta "campaña" la banda terrorista se arrogaba, además, el derecho a acusar, juzgar y sentenciar. La misma táctica siniestra que utiliza contra los, según ellos, "enemigos del pueblo vasco", los confidentes o cualquier otro colectivo que, por el motivo que sea, molestan en el plan que tienen trazado para el País Vasco desde su nacimiento como banda asesina.
José Oyaga Marañón, de 49 años, era de la localidad navarra de Estella. Estaba casado y tenía tres hijos.
Jesús Vidaurre Olleta tenía 34 años. Estaba viudo y era padre de cuatro hijos.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.