Hacia las tres de la tarde del 14 de enero de 1980, tres terroristas de ETA asesinaban a tiros en Elorrio al guardia civil FRANCISCO MOYA JIMÉNEZ, a cuatrocientos metros de la casa cuartel de esa localidad vizcaína.
Los pistoleros habían descendido de un vehículo -robado con anterioridad en la población de Vergara- y efectuaron a cara descubierta varios disparos de pistola sobre la víctima y una ráfaga de metralleta, según relataron testigos presenciales. Francisco recibió catorce impactos de bala y murió en el acto.
Su esposa, que venia de realizar unas compras, encontró tendido en el suelo el cuerpo de Francisco Moya sin vida, en medio de un gran charco de sangre. Varios compañeros del guardia civil se la llevaron del lugar sollozando y víctima de un ataque de nervios.
Francisco Moya Jiménez, de 42 años, era natural de la localidad de Alcaudete (Jaén). Estaba casado y tenía tres hijos: un chico de 18 años y dos niñas de 10 y 3 años. Estaba destinado desde hacía siete años en Elorrio. Al parecer pensaba abandonar el País Vasco, tras haber recibido amenazas, y había comprado un piso en otra ciudad.
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