A las ocho de la mañana del 22 de junio de 1979 la banda terrorista ETA asesinaba en San Sebastián al albañil FRANCISCO MEDINA ALBALA. Francisco formaba parte de la plantilla de la empresa de construcción Rivera Fresno y estaba afiliado a CCOO desde 1977.
La víctima se dirigía en su motocicleta desde el barrio donostiarra del Antiguo hasta el de Inchaurrondo, donde estaba trabajando en los nuevos edificios de viviendas que se estaban construyendo para la Guardia Civil. Cuando se encontraba a la altura del número 44 de la avenida de Ametzagana, tres terroristas le adelantaron y le cerraron el paso con su vehículo. Seguidamente, ametrallaron al albañil. El cuerpo sin vida de Francisco Medina, en el que habían impactado tres balas, una de ellas en la cabeza, quedó tendido en la calzada en mitad de un gran charco de sangre. En el lugar de de los hechos, la Policía Nacional encontró cuatro casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca FN.
Tras cometer el asesinato, los terroristas se dieron rápidamente a la fuga en un Seat 124 de color blanco, matriculado en Navarra, que media hora antes habían robado a punta de pistola a su propietario. El automóvil utilizado por los terroristas fue localizado por la Policía en el paseo de Jai Alai, no muy lejano al lugar del atentado, y en el interior del vehículo encontraron una metralleta Sten con dos cargadores, uno de ellos prácticamente lleno. Una llamada al diario Egin permitió localizar el paradero del propietario del vehículo, atado a un árbol en el Alto de Zuloaga y con el rostro cubierto por un pasamontañas.
Al día siguiente, la banda reivindicó el atentado mediante un comunicado enviado a diversos medios de comunicación en el que vertía diversas acusaciones, las habituales, contra la víctima. Los compañeros de Francisco aseguraron en otro comunicado que el asesinato era un atentado contra la clase obrera, contra su libertad y contra sus derechos. Exigieron, además, a la banda terrorista que demostrase públicamente que Francisco Medina era "un colaborador de los grupos represivos" y que expusiesen "el código civil, militar o de derechos humanos que emplean para cuando un delito tiene o no veredicto de pena de muerte". ETA había acusado a Francisco Medina, entre otras cosas, de haber "participado en varias ocasiones, junto a grupos ultraderechistas y miembros de los cuerpos represivos vestidos de paisano, en actos vandálicos contra la población de San Sebastián, a fin de sembrar el miedo y la coacción en el movimiento popular vasco (sic)". La asamblea de trabajadores de la empresa se quejó de que, con la lógica de ETA, no se podía trabajar en ninguna empresa, porque directa o indirectamente, en todas se beneficia el capital o la opresión: "¿Puede alguna fuerza política o social determinar en qué empresa o tajo se puede trabajar? ¿Entre las que no se puede está la de Rivera Fresno?"
CCOO repudió el asesinato y convocó a los trabajadores para que celebrasen paros y asambleas en protesta por el atentado. Los secretarios generales de veintitrés federaciones del sindicato se reunieron con Marcelino Camacho y decidieron solidarizarse con los compañeros y familiares de Francisco Medina.
Francisco Medina Albala, de 33 años, había nacido en la localidad granadina de Almuñécar. Estaba casado con Victoria Jiménez, que trabajaba como asistenta doméstica en varias casas del barrio donde vivían, y tenía dos hijos, de 7 y 5 años. Hacía varios años que se había trasladado a San Sebastián. Tras pasar una temporada en el paro, desde cuatro meses antes de ser asesinado había empezado a trabajar en la empresa de construcción Rivera Fresno. En el momento de su asesinato trabajaba como albañil en la construcción de viviendas para la Guardia Civil. En los medios de comunicación se barajó este hecho como la causa del asesinato.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.