A las nueve y cuarto de la mañana del 25 de mayo de 1979, dos miembros de la banda terrorista ETA, armados con metralletas y granadas de mano y disfrazados con monos azules de trabajo, asesinaban en el madrileño barrio de Prosperidad al teniente general LUIS GÓMEZ HORTIGÜELA, jefe superior de Personal del Ejército, a sus colaboradores los coroneles AGUSTÍN LASO CORRAL y JESÚS ÁBALOS GIMÉNEZ, y al conductor civil LUIS GÓMEZ BORRERO.
El atentado se produjo en la calle del Corazón de María, esquina con Clara del Rey. Los terroristas actuaron con total impunidad, dadas las características del lugar y la falta de escolta del coche oficial donde viajaban las víctimas, que hacía el recorrido todos los días sobre la misma hora para llevar a los oficiales a su puesto de trabajo. No obstante, en la zona vivía un gran número de oficiales del Ejército, por lo que era frecuente la vigilancia de policías militares. Una patrulla de éstos prestaba servicio en los alrededores del domicilio del teniente general Luis Gómez Hortigüela, pero no a lo largo del trayecto que habitualmente realizaba para ir al Cuartel General del Ejército.
El teniente general Luis Gómez Hortigüela y sus ayudantes salieron poco después de las nueve de la mañana de su domicilio, situado en la colonia de pisos de militares en el número 3 de la calle de Luis de Salazar. El coche oficial en el que viajaban, un Seat 1430 negro, tenía que salir obligatoriamente hacia la calle del Corazón de María, y de ésta hacia la confluencia con Clara del Rey, puesto que ambas son de dirección única. Al acercarse a este punto, a unos cien metros de la esquina de Luis de Salazar con Corazón de María, el vehículo aminoró la velocidad, puesto que enfrente hay un cruce con semáforos.
No se sabe con certeza desde cuándo estaban en el lugar los asesinos pero, en cualquier caso, se encontraban esperando cuando el coche oficial pasó junto a la acera. Los dos individuos iban vestidos con monos azules de trabajo y llevaban casco blanco, del tipo de los utilizados por los trabajadores de la construcción, además de unas bolsas de plástico usadas, por lo que se confundían con los trabajadores de las construcciones que se realizaban en la zona.
Aprovechando la poca velocidad del vehículo, los dos asesinos se acercaron a él, sacaron sus armas y dispararon dos ráfagas de metralleta, una por el costado del conductor y otra por la parte de detrás. Los cuatro ocupantes del coche fueron alcanzados por los disparos e, inmediatamente después, los terroristas arrojaron una granada de mano que explotó dentro del coche, para asegurarse que ninguno sobreviviese.
Los tres militares resultaron muertos en el acto, mientras el conductor quedó gravemente herido, con varios impactos de bala y pérdida de masa encefálica. Fue recogido por el portero de una casa próxima y trasladado a la Residencia de La Paz. Falleció a los pocos minutos de ingresar.
El vehículo había quedado completamente destrozado con el techo reventado y todos los cristales rotos. En el lugar de los hechos se recogieron 52 casquillos de bala, calibre nueve milímetros parabellum, marca FN.
Los autores del atentado se dirigieron acto seguido a pie hacia la esquina de Corazón de María con López de Hoyos, junto al Colegio Simancas, donde estaba aparcado el vehículo en el que huyeron, un Seat 124 blanco. El coche había sido alquilado dos días antes en Burgos por una persona que utilizó un carnet de identidad extraviado por su propietario en Bilbao. Los terroristas se dieron a la fuga por la calle de López de Hoyos en dirección a un nudo de calles con salidas a la M-30, tanto en dirección norte como sur, y a la calle de Arturo Soria y zona de Canillas.
Sólo cuatro personas que pasaban casualmente por el lugar del atentado pudieron presenciar los hechos directamente, además de los niños del Colegio Simancas que estuviesen ese día en la calle. Los cuatro testigos fueron llevados a declarar a la Brigada Regional de Información.
A los pocos minutos se presentaron en el lugar de los hechos el vicepresidente del Gobierno, general Gutiérrez Mellado, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general José Gabeiras. Más tarde acudió el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún. También acudieron ambulancias y personal del juzgado militar para levantar los cadáveres, pero el estado de los mismos era tal que se decidió no moverlos del coche, sino que trajeron un furgón de la Guardia Civil de gran tamaño, destinado al transporte de caballos, en el que fue introducido el coche cubierto con una manta.
Pasadas las once de la mañana, unas horas después del atentado, ETA militar reivindicaba su autoría, con una llamada anónima al diario El País, en la que leyó el siguiente mensaje: "Lo repetiré una sola vez. ETA militar reivindica el atentado de esta mañana".
El atentado fue cometido por cuatro terroristas del grupo Argala de ETA, formado por ciudadanos franceses y dirigido por Henri Parot. La orden de atentar contra el teniente general Gómez Hortigüela la dio Domingo Iturbe Abasolo. En 1991 fue condenado por la Audiencia Nacional Henri Parot, uno de los cuatro autores del atentado, a 30 años de reclusión por cada una de las víctimas.
Jesús Ábalos Giménez tenía 61 años. Era natural de Zaragoza, estaba casado y tenía cinco hijos. Ingresó voluntario en el Ejército en octubre de 1936, alcanzando el grado de alférez provisional durante la Guerra Civil. Tras terminar la guerra, siguió su carrera militar. Fue ayudante de campo de los generales González Vidaurreta y Coloma Gallegos. En el momento de su asesinato había pasado a la situación B y era el secretario del teniente general Gómez Hortigüela.
Luis Gómez Borrero era natural de Burgos. Tenía 37 años y era empleado civil del Ministerio de Defensa, en el que trabajaba como conductor. Fue el único de los cuatro que no murió en el acto, sino que falleció poco después de ser ingresado en el hospital.
Luis Gómez Hortigüela nació en Burgos en 1910, por lo que tenía 69 años cuando fue asesinado. Estaba casado con Ángela Arnillo y tenía cinco hijos. Ingresó en la Academia de Infantería en 1925 y fue herido durante la Guerra Civil. Por ello recibió la Medalla Militar Individual y la Laureada de San Fernando, concedida a su unidad de manera colectiva. En el momento de su asesinato estaba al frente de la Jefatura Superior de Personal del Ejército. Luis Gómez Hortigüela era el cargo militar más alto asesinado por ETA hasta aquel momento. El atentado se produjo apenas cuatro meses después de que la banda terrorista hubiese asesinado al gobernador militar de Madrid, el general Constantino Ortín Gil, el 3 de enero de ese año. En el balcón de su casa su familia colgó, poco después del atentado, dos banderas de España con crespones negros. Una de las hijas de Luis, Pilar, iba a casarse al día siguiente, también con un militar.
Agustín Laso Corral, ayudante del teniente general Gómez Hortigüela, nació en Mata de Almunia (Salamanca) en 1919, por lo que tenía 60 años cuando fue asesinado. Ingresó en el Ejército en julio de 1937 y participó en la Guerra Civil. Diplomado en paracaidismo, escalada y esquí, ascendió a coronel en diciembre de 1978 y pasó a la escala B en marzo de 1979. Estaba casado y tenía cinco hijos.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.