El 30 de abril de 1979 es asesinado en Oñate (Guipúzcoa) el guardia civil JUAN ANTONIO DÍAZ ROMÁN, adscrito al equipo de desactivación de explosivos de este cuerpo. Fue alcanzado de lleno por la onda expansiva de un artefacto que intentaba desactivar, colocado en el primer piso de un bloque nuevo de viviendas que se estaba construyendo en la calle Olakua del barrio de San Lorenzo de la localidad.
A media tarde del 29 de abril el propietario del piso donde se encontraban los dos kilos de Goma-2 informó a la Guardia Civil de que, en el momento en que procedía a enseñar la vivienda a unos familiares que venían de Vitoria, encontró un cartel en el que se leía "No pasar, artefacto explosivo, ETA".
Los expertos de la Guardia Civil, que se personaron de inmediato en el lugar, trataron inútilmente de desactivar a distancia la bomba, por lo que Juan Antonio, pese al reproche de sus compañeros, optó por intentar neutralizarlo manualmente. En el momento en que la estaba manipulando, la bomba explotó causándole heridas gravísimas. Era la una y cuarto de la madrugada del 30 de abril.
Un día antes, en un almacén situado en el mismo polígono en construcción, explotó otro artefacto de gran potencia que contenía una cantidad estimable de metralla, lo que provocó graves daños en las dependencias.
El cuerpo de Juan Antonio Díaz Román fue trasladado al Hospital Militar de San Sebastián, pero nada pudo hacerse por su vida. A las cinco de la tarde del martes 30 de abril se celebró su funeral en la iglesia del barrio del Antiguo, de la capital donostiarra, al que acudieron las máximas autoridades civiles, militares y municipales. Después del velatorio, un grupo de personas lanzó gritos de "ETA asesina" y vivas a la Guardia Civil y a la Policía Nacional.
El atentado fue reivindicado por la banda terrorista días después, aunque durante una década no se supo nada de sus autores. Los terroristas que lo cometieron pertenecían al grupo Aizorrotz de ETA, que se disolvió y entregó las armas a la dirección de la banda. El grupo estaba formado por Rafael Etxabe Urteaga, José María Lete Unzueta y Miguel Osa Aldecoa.
Sin embargo, en 1989 una investigación de la Guardia Civil sobre el grupo Araba condujo a la detención de los miembros del grupo Aizorrotz, autores de varios atentados de finales de los setenta y principios de los ochenta. La Fiscalía de la Audiencia Nacional pidió penas de 26 años de reclusión mayor para cada uno de los tres etarras que participó en el asesinato de Juan Antonio Díaz. El fiscal señaló en sus conclusiones que Rafael Etxabe, Miguel Osa y José María Lete integraban en 1979 el grupo Aizorrotz de la banda terrorista ETA, y decidieron colocar un artefacto explosivo en unas viviendas en construcción en el barrio de San Lorenzo en Oñate. Para ello, un integrante del grupo preparó un artefacto compuesto por seis kilos de Goma 2 conectado a un reloj despertador, y se dirigió, en la noche del 29 de abril de 1979, junto a Osa Aldecoa, al lugar elegido. Mientras uno vigilaba, el otro colocó el artefacto que acabó con la vida del guardia civil. Pese a ello, en 1991 la Audiencia Nacional condenó a Osa Aldecoa a sólo 12 años de prisión menor como autor del asesinato de Juan Antonio.
Juan Antonio Díaz Román tenía 28 años y era natural de Melilla. Sus restos mortales llegaron a la Ciudad Autónoma el 1 de mayo, acompañado por su mujer y sus tres hijos, de corta edad. Procedían de Málaga y fueron transportados por un avión del Ejército del Aire. Cerca de un millar de personas se congregó en el aeropuerto de Melilla para recibirlo. Desde ahí, fue trasladado a la Comandancia de la Guardia Civil, donde se instaló la capilla ardiente. Al día siguiente fue enterrado en el cementerio de la Purísima Concepción, tras celebrarse el funeral de cuerpo presente en la Iglesia Castrense.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.