A las 9:30 horas del miércoles 31 de enero de 1979, FÉLIX DE DIEGO MARTÍNEZ se encontraba sentado en el Bar Herrería, propiedad de la familia de su esposa, en la localidad guipuzcoana de Irún. En ese momento dos pistoleros de la banda terrorista ETA entraron en el establecimiento y, sin mediar palabra, dispararon a quemarropa contra él, delante de su mujer, Dolores Echevarría. A continuación huyeron en un vehículo Renault 6 que había sido robado a punta de pistola tras secuestrar a su dueño. Félix fue trasladado al Hospital de la Cruz Roja de Irún, donde ingresó cadáver como consecuencia de las graves heridas causadas por los tres impactos de bala que recibió: uno en el corazón, otro en el vientre y otro en la pierna.
La explicación de la banda fue que era un chivato de la Guardia Civil. Pero Félix no podía ser chivato de la Guardia Civil puesto que él mismo era guardia civil.
El sacerdote Fernando Arburúa Iparraguirre, ATS y capuchino del barrio de Alza de San Sebastián, y los pistoleros que le acompañaban, no supieron que acababan de matar al compañero de Pardines, primer asesinado de forma intencionada por la banda terrorista. En la tarde del viernes 7 de junio de 1968, Félix de Diego Martínez, guardia civil de la Agrupación de Tráfico de San Sebastián, regulaba el tráfico en una zona de obras de la carretera Madrid-Irún, a la altura de Villabona. Su compañero José Pardines Arcay, se encontraba a unos dos kilómetros, al final de la zona de obras. Un camionero que circulaba en sentido contrario dio la voz de alerta y le gritó "¡Han matado a su compañero!". Félix de Diego nunca superó la muerte de Pardines.
Posteriormente, el día 4 de julio de 1974, sufrió un accidente de circulación, en el alto de Etxegarate, cayendo desde una altura de unos sesenta metros. No perdió la vida, pero nunca volvió a recuperar la salud y fue dado de baja para el servicio activo en la Guardia Civil por pérdida de aptitudes psicofísicas. La mala suerte se cebó con el exagente, pues un cáncer de riñón lo mantenía prácticamente impedido.
En octubre de 1981 la Audiencia Nacional condenó por este asesinato al sacerdote capuchino Fernando Arburúa Iparraguirre y a Manuel María Ostolaza Alcocer, como autores del crimen. También fue condenado Luis María de Marcos Olaizola, por asesinato en grado de conspiración.
Félix de Diego Martínez tenía 46 años y era natural de Fuentecén (Burgos). Estaba casado y era padre de cinco niños entre cinco y once años.
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