A las dos y media de la tarde del 24 de noviembre de 1975 la banda terrorista ETA asesinaba en Oyarzun de un tiro a ANTONIO ECHEVERRÍA ALBISU, alcalde de la localidad guipuzcoana. Era el alcalde más joven de la provincia y ocupaba el cargo desde el 31 de agosto de 1974.
Esa tarde, un miembro de la banda llamó a la puerta de su domicilio, un chalet de cuatro plantas, dos de las cuales las ocupaban miembros de su familia –sus padres, una hermana casada y el marido de ésta–. La hermana de Antonio abrió, y el terrorista le dijo que tenía que darle un recado urgente de parte del alcalde de Hernani. Echeverría Albisu se asomó a la puerta y el pistolero le descerrajó un disparo en el pecho. A continuación se subió a un vehículo Seat 600 que le esperaba a escasos metros con otro terrorista al volante y se dio a la fuga. Tras ser atendido de urgencia por sus familiares, Antonio fue trasladado en una ambulancia a la Policlínica de San Sebastián, donde ingresó cadáver.
Al día siguiente, la banda terrorista ETA difundió un comunicado en el que reiteraba su amenaza a todos los alcaldes que no dimitiesen de sus puestos. Este asesinato y el comunicado fueron el pistoletazo de salida a una auténtica cacería contra cargos municipales y forales que se prolongaría durante varios años y que dejó una veintena de víctimas mortales en el período que va de 1975 a 1980. El siguiente en ser asesinado fue Víctor Legorburu Ibarreche, alcalde de Galdácano, el 9 de febrero de 1976, justo el día en el que vencía el plazo dado por la banda para que los alcaldes dimitiesen de sus cargos.
Por otra parte, dos concejales del Ayuntamiento de Oyarzun habían sido expulsados de sus cargos semanas antes por participar y alentar las huelgas que se habían organizado en la provincia en las "jornadas de lucha" promovidas por ETA militar tras la condena a muerte de miembros de la banda en septiembre de 1975.
En el asesinato de Antonio Echeverría participaron, presuntamente, José Miguel Retolaza Urbina, alias Ereki, José Joaquín Villar Gurruchaga, alias Fangio –que estuvo procesado por el atentado contra Carrero Blanco–, Isidro María Garalde Bedialauneta, alias Mamarru, y un cuarto terrorista sin identificar, según informó La Voz de España (17/03/1976), citando fuentes de la Policía que se refirieron a ellos como miembros de un "comando loco" de la rama militar de ETA-V Asamblea.
Antonio Echeverría Albisu tenía 33 años, estaba soltero y vivía con sus padres y una hermana en el caserío de Oyarriarre, en las proximidades de la plaza Mayor de Oyarzun. Además de alcalde, trabajaba como agente de la Propiedad Inmobiliaria con oficinas en San Sebastián y Rentería. Fue la primera víctima mortal desde la muerte de Franco, cuatro días antes, y la última de ese año 1975, que se saldó con 16 asesinados a manos de la banda terrorista ETA. En total, y hasta la muerte del dictador, la banda había asesinado a cuarenta y cinco personas. El resto de los asesinatos fueron cometidos después de la muerte de Francisco Franco. "Como la estadística demuestra abrumadoramente, el grupo terrorista ha asesinado sobre todo en democracia, ha aprovechado las facilidades inherentes a un sistema de libertades para matar" (José María Calleja, Contra la barbarie. Un alegato a favor de las víctimas, Temas de Hoy, 1997, pág. 30).
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.