María Ángeles Rey Martínez era una estudiante de 20 años, nacida en Burgos, que había empezado a trabajar en el verano de 1974 haciendo prácticas como administrativa en un taller de electricidad. Había suspendido una asignatura, por lo que fue a Madrid para presentarse a los exámenes de septiembre. El 13 de septiembre fue con unas amigas a comer a la cafetería Rolando, cuando explotó la bomba colocada por la banda asesina ETA. Así rememoraba Francisco Rey cómo se enteró del asesinato de su hija: "Yo salí de trabajar aquel día y me fui a casa sobre la hora del telediario.
Estaba sentado y dieron la noticia. ‘Mecachis’, me dije, ‘a ver si me ha tocado la china’. No hago más que pensar esto cuando llaman a la puerta y se presenta la Policía en casa. Era la policía de Burgos que había venido hasta el pueblo donde vivíamos, y me dicen: ‘¿Francisco Rey?’ ‘Sí’, les digo. ‘Venga con nosotros a comisaría que ha tenido un percance su hija en Madrid’. No me dijeron nada más, ni en qué estado estaba, ni si había muerto o no. Tiempo después y a través de sus compañeras pude saber cómo había ocurrido todo. Ellas entraron a comer a la cafetería Rolando. Se aproximaron al mostrador y entonces, -no sé la gente que habría, si estaba a tope o no-, se repartieron las funciones. Mientras unas fueron a la barra a pedir la comida o el aperitivo, mi hija se separó del resto, supongo que unos metros, para coger mesa. Y fue en ese momento cuando explotó la bomba. Mi hija cayó en el acto y a las amigas no les pasó nada, unos arañazos y poco más.
Aquellas Navidades fueron muy tristes, muy tristes. Veías a la gente contenta, en la calle, haciendo compras, llena de alegría y tú con tu tristeza y tu pena. Era muy triste para toda la familia. Mi hijo pequeño, que tenía siete años cuando murió su hermana, parece que se dio menos cuenta, pero las otras dos hijas, que tenían dieciséis y catorce, sí que lo sintieron mucho. Mª Ángeles era su hermana mayor y estaban muy unidas a ella. Les costó mucho superarlo" (Iñaki Arteta y Alfonso Galletero, Olvidados, Adhara, 2006).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.