La tarde del 29 de mayo de 1991, ETA impactó un coche-bomba contra la casa-cuartel de la Guardia Civil de Vic (Barcelona) tras detonarlo a distancia. Del edificio, en el que vivían 14 agentes, 13 mujeres y 22 niños, sólo quedó en pie la fachada. Se tuvieron que utilizar grúas y perros adiestrados para rescatar a las víctimas de debajo de los escombros. Nueve personas fallecieron, cinco de ellas menores, y otras cuarenta y cuatro resultaron heridas.
El agente Juan Chincoa, de 31 años, sevillano natural de Martín de la Jara, y su esposa Nuria Ribó Parera, de 26 años, murieron en el ataque. La hija de ambos, que aún no había cumplido los 2 años, resultó herida.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.