A la una y media de la madrugada del domingo 3 de junio de 1990, ETA tiroteaba en Pamplona al ex policía nacional FRANCISCO ALMAGRO CARMONA en el portal de su domicilio en el barrio pamplonés de Rochapea.
Los terroristas le llamaron de forma amistosa a través del portero automático del edificio para que bajara: "Baja, Paco, baja". Cuando abrió el portal, le dispararon cuatro tiros. A continuación los etarras abandonaron el lugar de los hechos en un vehículo que, previamente, habían robado a punta de pistola a una pareja de novios. Éstos habían sido abandonados encadenados a un árbol en el término municipal de Arre (Navarra).
Poco después, varias personas bajaron al portal y hallaron el cuerpo sin vida del expolicía tendido en el suelo en medio de un gran charco de sangre. La Policía encontró en el portal cuatro casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum.
Según la Delegación del Gobierno de Navarra, Francisco Almagro fue expulsado del Cuerpo Nacional de Policía en 1980 por tenencia de estupefacientes, cuando estaba destinado en la comisaría de Benidorm. Durante sus años de estancia en Pamplona nunca fue detenido o procesado por acusaciones vinculadas al tráfico de drogas, ni existió cargo judicial alguno contra él, según informaron fuentes oficiales. Sin embargo, Herri Batasuna, que se había puesto a la cabeza del movimiento vecinal contra el consumo de drogas en el barrio de Rochapea a través de Askagintza (vinculado a la izquierda proetarra), elaboró "varios documentos en los que se señalaba a Almagro como camello. ETA tomó nota y lo asesinó" (La derrota de ETA. De la primera a la última víctima, de José María Calleja e Ignacio Sánchez Cuenca, Adhara, 2006).
Tres semanas después se encontró la pistola utilizada para acabar con la vida de Francisco Almagro junto al cadáver del terrorista Juan María Lizarralde Urreta, fallecido en la Foz de Lumbier (Navarra) el 26 de junio de 1990, junto a su compañera, la también etarra Susana Arregui Maiztegui. Al parecer ambos se suicidaron al creerse rodeados por efectivos de la Guardia Civil. En estos mismos sucesos resultó herido y detenido Germán Rubenach Roig, que había asesinado unas horas antes al sargento de la Guardia Civil José Luis Hervás Mañas. Rubenach Roig fue condenado por la Audiencia Nacional en 1995 a 30 años de reclusión mayor por el asesinato del ex policía nacional.
Francisco Almagro Carmona, de 36 años, era de Granada. Estaba casado y tenía dos hijos, uno de 7 años y otro de 9 meses. Sus restos mortales fueron enterrados el 5 de junio en el cementerio granadino de San José.
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