A las once y cuarto del 19 de julio de 1989, Henri Parot y Jacques Esnal, miembros del denominado grupo Francés de ETA, asesinaban en Madrid al comandante del Ejército de Tierra IGNACIO BARANGUA ARBUÉS y al coronel JOSÉ MARÍA MARTÍN-POSADILLO MUÑIZ cuando salían del Cuartel General del Ejército en un vehículo oficial conducido por el soldado Fernando Vilches Herranz, que prestaba su primer día de servicio y resultó gravemente herido.
El atentado se produjo en un momento en el que los rumores sobre la posible reanudación de las negociaciones, tras el fracaso de la Conversaciones de Argel entre el Gobierno de Felipe González y ETA, eran cada vez más fuertes, pese a los desmentidos del propio presidente del Ejecutivo. El mismo día del asesinato de los dos militares, el juez Baltasar Garzón declaraba en Estrasburgo: "Nunca ya deberá propugnarse tipo alguno de negociación o pacto con una organización criminal que ha anulado su propia capacidad de negociar políticamente" (El País, 20/07/1989)
Los etarras siguieron el vehículo oficial que, al llegar a la avenida Ciudad de Barcelona, se detuvo para hacer unas gestiones frente a una oficina de Renfe, cerca de la estación de Atocha. En ese momento, sin que a las víctimas les diese tiempo de apearse del automóvil, fueron tiroteados a través de la luneta trasera y de las ventanas laterales, provocando la muerte en el acto del coronel y el comandante, y dejando gravemente herido al soldado conductor. En el lugar del atentado se encontraron cinco casquillos del calibre 9 milímetros parabellum y veintiséis del calibre 7,62. Los terroristas hicieron los disparos desde un vehículo Peugeot 505 robado el 28 de mayo en Guipúzcoa, que se situó a la altura del coche oficial, y dispararon apostados desde las ventanillas.
El vehículo utilizado por los terroristas fue localizado poco después por la Policía a escasa distancia del lugar del atentado, aparcado en doble fila a la altura del número 27 de la avenida Menéndez y Pelayo, esquina con la calle de Ibiza. Un equipo de desactivación de explosivos del Cuerpo Nacional de Policía revisó exhaustivamente el coche hasta descartar que hubiese alguna bomba-trampa.
El alcalde de Madrid, Agustín Rodríguez Sahagún, y su primer teniente de alcalde, José María Álvarez del Manzano, se trasladaron al lugar del atentado, donde expresaron su absoluta repulsa por el crimen. A continuación, Rodríguez Sahagún se trasladó al Hospital Gregorio Marañón para interesarse por el estado del soldado herido.
Los cadáveres de los dos militares permanecieron en el interior del vehículo hasta que, en torno a la una de la tarde, el juez de guardia ordenó su levantamiento. La capilla ardiente de los dos mandos militares se instaló en el Cuartel General del Ejército.
El soldado Fernando Vilches Herranz, de 18 años, fue alcanzado por tres proyectiles. Uno de ellos quedó alojado en la segunda vértebra cervical y le produjo contusión medular. Fue trasladado al Hospital Gregorio Marañón, donde se le intervino de sus heridas, calificadas de muy graves. Fernando se había incorporado al servicio militar en el mes de mayo de 1979 y realizaba su primer servicio como conductor. Tardó ciento cuarenta días en recibir el alta médica, pero quedó con numerosas secuelas que le imposibilitaron para desempeñar "las funciones de la que, hasta el momento del hecho, era su profesión de carpintero y montador de cubiertas" (Sentencia nº 33 de la Audiencia Nacional del año 2001 por la que se condenó a Francisco Múgica Garmendia, alias Pakito, como autor por cooperación necesaria).
En 1993 la Audiencia Nacional condenó a dos penas de 28 años de prisión mayor a Henri Parot como autor material del atentado, y otros 19 años de prisión menor por el delito de asesinato frustrado. En la sentencia se consideran como hechos probados que la dirección de ETA había encargado a Parot y Jacques Esnal que cometieran atentados contra militares en Madrid, para lo que ambos se desplazaron desde Francia. Cuando vieron salir el vehículo oficial del Cuartel General del Ejército, lo siguieron, atentando contra él minutos después. Parot disparó cinco balas con una pistola Sig-Sauer contra el coche ocupado por los militares, mientras que Jacques Esnal lo ametralló con un Kalashnikov. Este último fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal de lo Criminal de París junto a Jean Parot, hermano de Henri, por la comisión de más de veinte asesinatos en España.
Años después, en 2001, fue condenado Francisco Múgica Garmendia, como autor por cooperación necesaria del atentado, a dos penas de 28 años de prisión mayor, y a 19 de prisión menor por el asesinato frustrado del soldado Fernando Vilches.
Ignacio Barangua Arbués, comandante del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra de 36 años, era natural de Zaragoza. Estaba casado y tenía una hija de 12 años. En el momento de su asesinato estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra.
José María Martín-Posadillo, coronel del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra de 56 años, era natural de Toledo. Estaba casado con María Isabel Franco y tenía tres hijos. Igual que el comandante Barangua, estaba destinado en la Dirección de Transportes del Mando Superior de Apoyo Logístico del Ejército de Tierra cuando fue asesinado. El coronel fue enterrado en Zaragoza.
En marzo de 2005 ambos militares fueron ascendidos, con carácter honorífico y a título póstumo, por Real Decreto del Consejo de Ministros.
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