El 14 de abril de 1981 tres etarras asesinaban a tiros en la localidad vizcaína de Basauri a LUIS CARDOSO SAN JUAN teniente coronel retirado de la Guardia Civil.
En torno a las once de la mañana, el teniente coronel retirado había salido de su domicilio, situado en la Plaza de España. Se dirigió andando hacia una peluquería situada en la calle Nagusia, que hacía también las veces de despacho de quinielas. Un empleado del establecimiento, del que era cliente la víctima, le comentó que habían matado a un teniente retirado del Ejército en San Sebastián. "Así es la vida: un día les toca a unos y cualquier día nos puede tocar a otros", comentó Luis Cadarso, mientras rellenaba un boleto de ocho apuestas.
Minutos después se dirigió por la calle Nagusia a un quiosco situado en el cruce de la citada calle con la de Autonomía. A escasos metros del mismo se le acercaron dos hombres y una mujer que le dispararon a bocajarro cuatro tiros de pistola, alcanzándole dos de ellos en el corazón y en la sien. Murió en el acto.
Minutos después se dirigió por la calle Nagusia a un quiosco situado en el cruce de la citada calle con la de Autonomía. A escasos metros del mismo se le acercaron dos hombres y una mujer que le dispararon a bocajarro cuatro tiros de pistola, alcanzándole dos de ellos en el corazón y en la sien. Murió en el acto.
El quiosquero, Juan Bautista Olgado, relató al detalle el asesinato. "Momentos antes del atentado vi como tres jóvenes trataban de sustraer por la fuerza un Mercedes de color negro que estaba estacionado casi enfrente del quiosco, en la acera de la calle Autonomía que da a la parroquia. Como el conductor se resistía a abandonar el coche, le sacaron a la fuerza y, para intimidarle, le hicieron un disparo en un pie (posteriores testimonios confirmaron que le rozó el borde de goma del zapato sin herirle). Estaban tan nerviosos que no lograban meter las marchas y dejaron el Mercedes cruzado en la calle. Pensé que el disparo era de fogueo. Cuando se me estaba empezando a pasar el susto, segundos después, oí en la parte derecha del quiosco, en la pared que quedaba fuera de mi vista, cuatro detonaciones muy seguidas que sonaron como cohetes. Me quedé paralizado". En el lugar del atentado se encontraron varios casquillos de 9 milímetros parabellum.
Este testimonio coincidía con el de otros transeúntes que afirmaron que, tras cometer el atentado, los tres terroristas se dirigieron hacia la derecha, por la calle Nagusia, en dirección al Ayuntamiento. Trataron de apoderarse de un Renault 6 de color blanco que, conducido por un mecánico, pasaba por el lugar, pero desecharon la idea al comprobar que el indicador de la gasolina marcaba reserva. Unos metros más adelante lograron su objetivo, al apoderarse de un Seat 131, de color marrón, con el que se dieron a la fuga.
Como dato simbólico cabe señalar que en la pared del quiosco, situada junto a la acera donde cayó mortalmente herido Luis Cadarso San Juan, podían verse varias tiras de papel correspondientes a la campaña lanzada por Euskadiko Ezkerra, con el lema "Dad una oportunidad a la paz".
En 2005, veinticuatro años después del asesinato de Luis Cadarso, fueron condenados como autores materiales los miembros del grupo Vizcaya de ETA Sebastián Echaniz Alcorta, Enrique Letona Viteri y José Antonio Borde Gaztelumendi a 28 años de reclusión mayor cada uno. El cuarto participante en el atentado, Juan María Otegui Elizegui, alias Txato, murió en un atentado de los GAL en el sur de Francia en agosto de 1985.
Luis Cadarso San Juan había nacido en Vitoria en 1917, por lo que tenía 64 años en el momento en que fue asesinado. Había abandonado el servicio activo en 1975, tras ocupar durante varios años el cargo de segundo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Vizcaya, en el cuartel de La Salve de Bilbao. Retirado con el empleo de teniente coronel honorario de la Guardia Civil, vivía desde hacía años en Basauri. Hacía una vida normal, sin ningún tipo de medida preventiva ni de protección. A los amigos que le aconsejaban que anduviera con cuidado les decía: "Yo nunca he hecho daño a nadie, y por eso no temo que atenten contra mi vida". Estaba casado y tenía tres hijos.
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Es fundamental recordar y honrar a todas las personas que perdieron la vida o resultaron afectadas por los actos violentos perpetrados por ETA. Cada una de estas víctimas merece nuestro respeto y solidaridad.