Eran las siete de la mañana del 9 de abril de 1981, cuando cinco terroristas tendieron una emboscada a los miembros de dos dotaciones de coches patrulla que habían acudido a instalar un control en las carreteras de acceso al centro de Bilbao. Apenas descendieron de los vehículos para colocar las señales indicativas correspondientes, fueron tiroteados desde una distancia de unos sesenta metros con fusiles Cetme, metralletas y escopetas de postas.
Resultaron heridos tres policías de los siete que formaban la dotación: Francisco Francés Garzón, Antonio Muñoz Muñoz y Antonio Prado Martín. El resto de los componentes de las dotaciones de los dos vehículos policiales intentó repeler la agresión, pero la furgoneta de la que habían descendido los etarras desapareció rápidamente. La huida se vio probablemente favorecida por la intensa niebla de ese día.
La furgoneta utilizada por los terroristas, propiedad de la empresa Limpiezas Villar, había sido robada en el vecino barrio de Santutxu veinticinco minutos antes del atentado. Su conductor fue abandonado maniatado en las cercanías del lugar.
Los tres policías heridos fueron inmediatamente trasladados por sus propios compañeros a la clínica de la Virgen Blanca, situada apenas a trescientos metros del lugar del atentado. En ese mismo centro sanitario había sido atendido unas semanas antes el teniente coronel Ramón Romeo Rotaeche, asesinado el 21 de marzo.
Francisco Francés ingresó en la Virgen Blanca en estado agónico y falleció poco después por un paro cardíaco ocasionado por las heridas sufridas en ambos muslos, con desgarro de partes blandas. A Antonio Muñoz Muñoz se le apreció herida por metralla en tórax y hombro derecho, de pronóstico reservado, y a Antonio Prado Martín, herida en cara posterior del muslo izquierdo, de pronóstico leve.
Tras realizársele la autopsia en el depósito del Hospital Civil de Basurto, el cadáver de Francisco Francés fue trasladado al cuartel de la Policía Nacional de Basauri, en una de cuyas dependencias estaba instalada la capilla ardiente con los restos del policía Vicente Sánchez, asesinado el día anterior. Pocos minutos después, ambos féretros eran colocados en el patio de armas del cuartel, donde se celebró el funeral de cuerpo presente. Entre las personalidades asistentes estaban el ministro del Interior, Juan José Rosón, el delegado en la comunidad autónoma, Marcelino Oreja y el general Sáenz de Santamaría.
ETA asumió la autoría del atentado en el mismo comunicado en el que reivindicó el asesinato de Vicente Sánchez Vicente.
Francisco Francés Garzón, de 29 años, era sevillano. Pertenecía a la XIX Compañía de la Reserva General de la Policía Nacional, con base en Granada. Llevaba sólo una semana en el País Vasco. El 10 de abril fue enterrado en el cementerio de San Fernando en Sevilla. Estaba casado, tenía dos hijas de corta edad y su mujer estaba embarazada en el momento del atentado.
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